La vida hay veces que te impone su ritmo, que te obliga a parar en contra de tu voluntad. Siempre creemos que somos nosotros los que vamos guiando nuestros pasos, y la mayoría de las veces es así, nosotros escribimos nuestra propia vida, con nuestras decisiones, nuestros actos. Somos los responsables del camino.
En ocasiones, nos sobreviene algo inesperado, que nos hace parar, reflexionar, y nos pega un vuelco a todo lo que teníamos planeado. Nos obliga a volver a elegir, a reorganizarnos, a dejar atrás decisiones y encarar otras nuevas.
Pero cuando ese vorágine pasa, cuando hemos sido capaces de volver a seguir caminando, cuando volvemos a ser dueños de nuestra vida otra vez, recuperamos ciertas cosas que dejamos atrás, aparcadas, como esta ...
Ahora somos dos, y continuamos juntas, más felices que nunca.