Soñó

Se le estaban quedando los pies fríos, y pensó "este hombre, qué egoísta, cada vez se pone más en la punta de la cama, manda narices, y yo aquí, helada, es que ya no me vale ni para eso, ni para calentarme los pies".

Enfadada se dio la vuelta haciendo todo el ruido que le era posible, si ella no dormía por el frío, él no dormiría por el ruido.

Otra vez el silencio, nada. Pensó "es imposible, llevo un rato movidendome y ni se entera, duerme como un lirón, el jodío".

Decidió entonces despertarle intencionadamente. Se incorporó, y echó un brazo hacia su lado. Y su ausencia la devolvió a la realidad. Llevaba muchas noches sintiendo frío, demasiadas. Andrés ya no estaba. Pero por las noches ella no se hacía a la idea, no podía. Toda una vida juntos era demasiado. Se lo habían arrebatado, sin su consentimiento, y la huella que había dejado, después de 50 años juntos, era imposible de borrar.

Ella se dio la vuelta, cerró los ojos, una lágrima bajó por su mejilla, y soñó, soñó con aquellos paseos por la calle Santa Ana, soñó con aquellas cartas, con aquella frase "tú estas dura, pero yo voy despacio". Entre sueños, en el silencio de la noche, se oyó una voz "Andrés espérame, mi amor, que estoy llegando".